DE OBRAS DRAMATICAS LIRICAS PIEZA CÓMICA EN UN ACTO Y EN PROSA Imprenta de losé no'driguez, calle del Factor ,V i - ' i _ • ■ ‘ t , r. < 1855. nnm. 9. \ ..i- : ii “ ; ij ^ 0 * ’ i ' « í; ; PUNTOS ÜE VENTA Alctdrid: librería de Cuesta, calle MSayor, núm, PROVINCIAS. Albacete. Perez. Ilcoy. V.deMarlíé hijos Algeciras. Almenara. Alicante. I barra. Alméria. Alv’arez. Ararijuez. Sainz. , Aoila. Rico. Badajoz ffhrdñona. Orduña. Viuda de Mayol. Bilbao. Asluy. Burgos. Hervías. nCáceres. Valienle. Cádiz. V. de Moraleda. Castrourdiales. García de la Puente. Córdoba. Lozano. Cuenca. Mariana. Castellón. Gutiérrez. Ciudad-Real. Arellano. Cor uña. García Alvarez. Cartagena. Muñoz García. Chiclana. Sánchez, Ecija. García. F ¿güeras • Conte Lacoste. Gerona. Dorca. Gijon. Ezcurdia. Granada. Zamora. Guadalajara. Oñana. H ibana. CharlainyFernz. Haro. Quintana. Huelva. Osorno. Huesca. Guillen. Jaén. Idalgo. Jerez. Bueno. I^eon. Viuda de Miñón. Lérida. Rixact. Lugo. Pujol y Masía. Larca. Delg-ado. Logroño. V^erdejo. Loja. Cano. Malaga Matará. Cañavatte. Abadal. ]furcia. Mateos. Motril. Ballesteros. Manzanares . Acebedo. Mondoñedo. Delgado. Orense. Robles. Oviedo. Palacio. Osuna. Montero. Falencia. Gutiérrez éhijos. Palma. Gelabert. Pamplona. Barrena. Palma del Rio. Gamero. Pontevedra. Cubeiro. Puerto de Santa María. Val derrama. Puerto-Rico. Márquez. Reus. Prins. Ronda. Gutiérrez. Sanlucar. Esper. S. Fernando. Meneses. ■ Sta. Cruz de Te nerife. Ramírez. Santander. Caparte. Santiago. Escribano. Soria. Rioja. Segovia. Alonso. S. Sebastian. Garralda. Sevilla. ' Alvarezy Comp. Salamanca. Huebra. Segorbe. Clavel. Tarragona. Aymat. Toro. Tejedor. Toledo. Hernández. Teruel. Cas illo. Tug. Martz.de la Cruz. Talavera. Castro. Valencia. M. Garin. Valladolid. Hernaiz. Vitoria. Galindo. Ubeda. Treviño. Zamora, Calamita. Zaragoza. » P&l/o I k /ALUHBRi A TU TtCTIMA/ PIEZA COMICA EN UN ACTO, EN PROSA, • ' , ORIGINAL DE D. ENRIQUE PEREZ ESCRICH, ' Representada en el teatro del Príncipe» MADRID. imprenta de José Rodríguez, calle del Factoi, núiUi U. IS35. PERSONAS. ACTORES. DONA ANGUSTIAS SERAFINA . BRUNO . TADEO . ANGELITO . Felipa Orgaz. D.^ Amalia Gutiérrez.] D. Fernando Ogsorio. D. JüSE Alisedo* D. Joaquín Manini. Ta acción pasa en Madrid, casa de D. Tadeo, año 185... La propiedad de esta pieza pertenece á los Seño^ res Gallón y RegOyos, Directores de la Galeria lírico- dramática El Teatro, y nadie podrá sin su permiso reimprimirla ni representarla en los teatros de Es¬ paña y sus posesiones , ni en Francia y las suyas. ACTO UilCO. Sala medianamente amueblada. En el foro dos puertas: la una comunica con el interior de la casa: la otra da á la calle. A la derecha un balcón practicable y una puerta. A la izquier¬ da , en primer término, una chimenea , en segundo una al¬ coba con cortina. En el fondo un armario. — Es de noche. ESCENA PRIMERA. Doña Angustias y D. Tadeo> saliendo por la puerta izquierda del foro, Serafina junto al armario. Tadeo. Serafina, el sombrero. Angust. La mantilla. Sebaf. {Dando las dos prendas.) (Por fin se van: ¡ay, pobre An¬ gelito!) Tadeo. Pronto volvemos. Mira, Angustias , coge la llave de la puerta. Seraf. ;Pues qué, van ustedes á dejarme encerrada?... Angust. Si Seraf. Eso es una tiran ia. Tadeo; • ¡Tirania ! ¡Urania! ¿Para qué necesitas la llave? Las ni¬ ñas deben estar encerradas, pues dice el refrán: «Quien quita la Ocasión...» {Llaman á la puerta del foro.) Angust. -(¿Quién será?...) ‘ ^ • Tadeo. Veamos. {Abre.) ESCENA II. Dichos: Brují o. Angust. Tadeo. Bruko. Tadeo. Bruno. Tadeo. Bruno. Tadeo. Bruno. Angust. Bruno. Angust. Tadeo. Bruno. Tadeo. Bruno. Seraf. Bruno con una maleta y una cesta ^ vestido de lugareño decente. : Alabado sea Dios. ¿Usted por acá? ¡Querido Bruno! ¿Quién lo habia de pensar? Ahi verás. Yo me dije para mi capote: Bruno , tú no has estado en Madrid dende que mur*ió el difunto rey don Fernando VH ; Tadeo es tu amigo ; hace cinco me¬ ses que no ha venido por el pueblo, con que vamos á parir un abrazo. (Serafina se sienta junto al costurero , mostj^ando vnpaciencia en el restj de la escena.) (^Abrazando á Bruno.) Con toda el alma. Has hecho bien, muy bien. Yo tengo un burrico que... como tú "sabes, es un ro- lámpago, y anda que te anda, me' he plantado en la córte. No puedes imaginarte lo que me alegro de tu llegada. Y dime ¿qué hay de nuevo por el lugar? Aquello está como una balsa de aceite... en las últimas elecciones han perniquebrado al alcalde , y al padre Anastasio , por meterse á redentor, le encajaron una china en la mollera, que si no es por el barbero Suda- miel se desangra en mitad de la plaza. ¿Con que también por allá? Toma, toma. Pues si alli están todos rabiando poi* co¬ ger la vara. ^ ¿Y cómo queda la familia? Reventando de salud. A mi tia Serapia le encajó el otro dia un par de coces el macho romo, que ya tiene para rascarse. Y á mi mujer, dende que le pillaron las tercia ñas no tiene dia sano. Por lo demafr todos buenos. (Buena salud te dé Dios!) ¡Tú estás raasjóven! Yo siempre tan robusto y tan... Pefp dime ¿tú debes- tener una hija? _ Serafina, este amigo pregunta por tí. ¡Ah! ¿es esta? Dios guarde á usted, señorita. Beso á usted la mano. (¡Qué pesados! Pío se van.) Bruno. Angust. Bruno. Tadeo. Bruno. Angust. Bruno. Tadeo. Bruno. Tadet, Bruno. Tadeo. Bruno. Tadeo. Bruno. Angust. Bruno. Tadeo. Bruno. Seraf. Tadeo. Bruno. Tadeo. Beuno. Tadeo. Es como una rosa. Favor que usted la liace. Nada de eso. Y dirne, Tadeo, ¿qué tal te va con las minas y con esos negocios nutritivos que manipulas? No va mal, querido Bruno. ¿Y tú, has mejorado de suerte? . Yo siempre bien: ogaño se lia perdido la cosecha de vino , pero el otro será mejor. Tiene razón: es preciso conformarse. PueS‘SÍ no hay otro mas conforme en la Osa que yo . Y ahora que me acuerdo , tú ya habrás sentado la ca¬ beza. Amigo Bruno, los años nos trasforman completa¬ mente. ¿Te acuerdas cuando te teníamos por loco? ¡Qué tiempos aquellosl... ¿Y de los chascos que le dabas al tio Cuarenta-once, el maestro de escuela? ¡Já , já! ¡Pobre dómine! ¿Pues y cuando le echabas al tio Pirichicha un lazo en la pierna y tirabas llevándotelo á rastras? Veo que no olvidáis mis calaveradas. ¡Cá! Si no podemos olvidarlo. Lo primero que me pre¬ guntarán cuando vuelva, si se ha amansado tu genio. ¡Buena fama gozas por allá! Pues mire usted, á pesar de eso , le queremos mucho, y en jamás se le tienen malas ausencias. Lo creo... pero tú estarás cansado. No es cosa. (Vamos; son pesados si los hay...) Supongo que pasarás con nosotros los dias de Na¬ vidad. Pues es claro. Yo no me voy sin que me enseñes el congreso , el reñidero/le gallos, el palacio, la plaza de los toros... Pero antes de que se me olvide , vas á sa¬ carme de una duda. Ya te escucho. , Pasaba; por una calle y he visto á unas mujeres que re- fiian con un mocito, y no cesaban de llamarle ¡pollo! ¡pollo! pero por mas que miraba y remiraba no he vis¬ to pollo ninguno. ¡Já, já! Pues no es antiguo. Aqui llamamos pollos á los Bruno. Tadeo. Bruno. Angust. Bruno. Angust. Tadeo. Bruno. Angust . Tadeo. mozalvef.es. ¡Ah! ¿Coa que les han miulado el nombre?... Ya está entendido. Pues deja, que no he de olvidarlo. En lle¬ gando al lugar he de introducir la moda. ¡Já, já! Es mucho Bruno: siempre tan de buen humor. Pero , si no me engaño, cuando yo entré, ustedes ibau á salir. Si: á comprar unas frioleras. Pues por mí no se detengan ustedes. Dice bien: el señor es de casa. Si quieres dejar algo , aquella es tu habitación. {Seña-- lando el cuarto de la derecha.) Vayan ustedes con Dios. Yo mientras tanto arreglaré estos trapejos en mi cuarto. Con que de aqui á luego. [Coge lu maleta y la cesta , y se entra en el cuarto de la derecha.) • ' Serafina, si llaman no respondas. Nos llevamos la lla¬ ve. ¿Vamos , Tadeo? Vamos. {Yánse por el foro.) ESCENA III. Serafina, Angel. Serafina, después de un momento de pausa, corre á la puerta del foro; aplica el oido á la cerradura, y poco después abre el armario , del que sale Angel. Seraf. No oigo las pisadas... Ya puedes salir. Angel. ¡Ay, Serafina ! no puedes calcular lo que he padecido en ese armario. Seraf. Pues y yo , que solo de pensar en tí me he pinchado el , dedo cuatro veces... Mira. Angel. ¿Con que has derramado tu sangre por mí? ¡Ay, Sera¬ fina! deja que chupe. Seraf. {Retirando la mano.) No me digas esas cosas. {Angel fi¬ gura que le dá un vahído , y abraza á Serafina.) ¿Qué haces? Angel. Es un vahido. Si tardas un poco mas , me hallas muer¬ to. Hubo un momento que me creí cadáver^ Seraf. ¡Dios mió! ' Angel. He pasado en esas cuatro tablas el rato mas amargo de mi vida. Yo soy muy delicado, ya lo sabes; cualquier cusa' me afecta... y como mis narices descansaban so- Seraf. A^^GEL. Seraf. Angel. Seraf. Angel. Seraf. Angel. Seraf. Angel. Ser\f. Angel. Seraf. Angel. Seraf. Angel. Seraf. Angel. Seraf . bre una tinaja de pimientos en vinagre, aquel olor se in¬ trodujo por to'los mis poros; al mismo tiempo un ratón jugueteaba por entre mis pies: tantp atractivo puso en movimiento mis nervios, y llegué á creer que ese ar¬ mario era mi tumba. Y todo por mí. Por tí, Serafina, porque eres la hada de- mis ensue- ños, y por la cual me siento con mas fuerza que San¬ són, con mas valor que el Cid... exceptuando aque¬ llos momentos que estoy afectado. Si rne amas como dices, ¿por qué no le declaras ese amor á mi papá? ¡Qué es lo que me propones, desgraciada! Tú quieres que me arroje por el balcón, cuando al preguntarme » mi clase, le responda: «escribiente con mil reales de sueldo al año.» Es verdad. Esperemos, cándida aurora: el gobierno está en cri¬ sis... me lo ha asegurado el droguero de mi calle. Si la noticia es cierta, somos dichosos porque soy íntimo amigo del primo de una hermana del cuñado de una tia del presunto ministro futuro. Entonces, yo caeré á los piés de tu padre con mi credencial en la mano, y le pediré la tuya... Si, si... esperemos. Voy á dejarte. Mañana en la verja de San Sebastian, como de costumbre. ¿A las doce? A las doce. No podré hablarte, pero en cambio mis ojos serán saetas enamoradas, que se introducirán en tu corazón, á pesar de tus padres. A dios. Ahora que recuerdo, no puedes salir. ¡Cómo! xMi pa4re se ha llevado la llave de la puerta. ¡Oh, |3adre tirano! Y si cuando vuelva no la deja en la cerradura, esta¬ mos bien. ' ■ , ¡Oh! aventura de las aventuras! y esta noche que es¬ toy de guardia en la oficina. ¿De veras? Estoy decidido. Voy á salir por el balcón. ¿Y si te rompes una pierna? Angel. Seraf. Angel. Seraf. Angel. Seraf. Angel. Seraf. Angel. Seraf. Angel. Seraf. Angel. Bruno. Angel. Seraf. Angel. Bruno. Seraf. Bruno. Angel. Bruno. Seraf. Bruno. Angel. Bruno. Me quedaré cojo, y asi me distinguiré de los demas hombres. (Se asoma al balcón, y vuelve á entrar.) ¡Cuar¬ to segundol El salto es difícil, prefiero quedarme. ¿Y si le encuentra? Pensemos, pues, el modo de vencer las dificultades. ¡Se me ocurre una idea! A ver. En ese cuarto está un forastero que parece hombre de bien. Pidámosle que te deje pasar la noche en su com¬ pañía. ¡Yo dormir con un desconocido á quien no conozco! ¡Oh rareza del amor y adonde me conduce! Llámale. El puede ser nuestro protector. Entonces no retardes el llamamiento. {Llamando.) ¡Don Bruno, don Bruno! Nunca me hubiera imaginado que esta cita amorosa me proporcionaría dormir con un hombre que se lla¬ ma Bru no. ESCENA IV. Dichos, Bruno. ¡Señor don Bruno!... Amigo don Bruno... Dios guarde á ustedes. (¡Calla! ¡este debe ser un po¬ llo! ¡Si apenas tendrá diez y seis años!) ¿Qué tiene usté que mandarme, señor pollo? (¡Me llama pollo! ¿Pues no es burlón el lugareño!) De usted depende la felicidad mia y... De este pollo.... {Chúpate esa.\,tu^ ¡De mí! Pues maldito si sé en qué^puedo servir á us¬ tedes. El señor es mi novio. ¡Aah! por muchos años. Mi amor hácia esta joven, me ha colocado en una si¬ tuación muy crítica, y usted solo puede... ¡Yo! (Ahora lo entiendo menos.) Se ha llevado la llave de la puerta. ¿Eh? Y como no sabe nada... ¡Nada! • — 9 — Angel. Si, porque estos amores sou de contrabando. Seraf. y si el papá lo encontrara en casa... Bruno. ¡Oh! ya lo creo. Angel. Corno usted es su amigo... ' Bruno. Miren ustedes: yo soy algo romo, y si no me dicen sin circunloquios, Bruno, esto queremos... me aturrullo, y no nos entendemos en toda una semana. Angel. Bíselo tú. Seraf. No, tú. Bruno. Uno ú otro: me es igual. Angel. Pues bien, amigo don Bruno, solo queremos que nos ceda usted un trozo de su habitación para pasar la noche. Bruno. Señor pollo, yo no puedo consentir... que ustedes pa- , sen la noche en mi cuarto. ¡Pues no faltaba otra cosa! Angel. El que quiere pasar la noche, soy yo, yosolito. Bruno. ¡Aah! Entonces es diferente: creía que los dos. Seraf. ¡Jesús! Angel. No diga usted esas cosas. (¡Vaya, que estos lugareños son mal pensados!) Bruno. Siendo asi, pueden ustedes disponer de toda' mi ha¬ bitación. Casualmente yo soy el protector*de los ena- :■ morados allá en mi pueblo. • Angel. Gracias, Celestino del siglo de las luces. Bruno. Bruno, amigo mió, Bruno. ' . Angel. ¿Me permite usted que le abrace? Bruno. Por que no. {Le abraza.) Seraf. Si usted pudiera convencer á mi papá... Bruno. Haré lo que pueda. Seraf. Yo seria tan dichosa, si el papá le permitiera la en¬ trada... Angel. Ya ve usted, solo en la iglesia es cuando puedo de cuando en cuando darle una carta. Bruno. ¡En la iglesia! ¡Cá! si este Madrid está echado á perder.... . i i Seraf. Nosotros le estaríamos á usted eternamente agradeci¬ dos... Tadeo. {Desde fuera.) Buenas noches, vecina. Sefaf. ¡La voz de mi papá! Angel. {Apoyándose en Bruno.) \k.)[\ Bruno. Entremos: luego le diré algo. Angel. Me echo en brazos de usted. {Entranse los dos en el \ cuarto de Bruno.) Seraf. y yo á coser. {Se sienta.) ESCENA V. Serafina, Doña Angustias y D. Tadeo foro derecha con uno cesta y un pollo en la mano. Angust. Tadeo, Angust. Seraf. Tadoo. Angust. Tadeo. Angust. Tadeo. Angust. ¡Qué de gente en esa Plaza Mayor! Y dirán que no hay dinero'... - ’ Niña , deja la costura, y entra esto á la cocina. ■ Voy , mamá. {Coge la cesta y el pollo y desaparece foro izquierda.) Angustias , es preciso obsequiar á mi amigo. Esta no¬ che el besugo y la sopa de almendras : mañana el co¬ cido con el pollo entero: tres principios... turrón de Alicante y mazapan de Toledo. Eso corre de mi cuenta. ¡Ah! Mira, mata el polio, no sea que nos levantemos tarde... Yo no le mato... Dios me libre de hacerle daño á un animalito. Yo le mataré: ténlo todo prevenido y verás: en un abrir y cerrar de ojos le corto la cabeza... No tardes. {\áse foro izquierda.) ESCENA VI. Tadeo , solo. El comer es una de las ocupaciones mas agradables de la vida , asi como el inventor de los guisados es uno de los grandes hombres con quienes la historia ha sido ingrata, pues ha sepultado su nombre en el olvido. .4hora que lo tenemos todo en casa, cerremos la puer¬ ta. {Lo hace y se guarda la llave.) La nochebuena debe pasarse en el comedor , entre el brasero y la familia , contando cuentos... Veamos si mi huésped está levan¬ tado. {Llamando á la puerta de Bruno.) ¡Bruno! ¡Bruno! ESCENA VIL D. Tadeo, 'Bruno. Bruno. {Saliendo.) ¡Hola! ¿Ya se ha dado la vuelta’ Tadeo. S¡, amigo mió; verás, verás que dias de Navidad pa¬ samos. Bruno. Si yo pudiera... Dime, Tadeo, tu chica ¿tiene algún ■ quebradero de cabeza? Todeo. No me Iiables de eso : hace dias que la va siguiendo un pollo y... como yo le eche la mano encima... Bruno. (¡Malo!) Tadeo. Y no es eso lo peor , sino que el tal mocito apenas ga¬ na para fumar. Bruno. Pero con el tiempo... Tadeo. Buenos están los tiempos... pero ahora que hablamos de pollos: voy á matarle. Bruno. ¡Cómo! (Asustado.) Tadeo. Mi mujer no se atreve... les tiene lástima. Brumo. (Y hace bien.) Tadeo. Pero yo... zás... de un tajo le separo la cabeza del cuerpo... Bruno. (¡Pobre chico!) Tadeo. Y vuelvo á hablar contigo de nuestras mocedades. Bruno. Pero. i. tú no consideras que si ellos quieren... Tadeo. ¡Cómo que si ellos quieren! Nada... nada, guerra á I muerte , á sangre y fuego. Bruno. (Está tan loco como antes.) Hombre , no seas terco , si al fin y al cabo... . . Tadeo. Bonito genio tengo yo para... (Se dirige al armario y lo . abre , saca un cuchillo grande , y con él en la mano se aproxima á Bruno.) Pero verás, en un abrir, y cerrar de ojos le degüello. :• Bruno. (¡Asesino!) Sosiégate... ' Tadeo. No, jamás, jamás he de consentir. (Bando golpes con el mango del cuchillo sobre la mesa.) Pero luego hablare¬ mos con mas cachaza. La operación no es larga ; cor¬ tarle la cabeza y abrirle en canal. Yo estoy ducho, y en cuatro'minutos... Bruno. (¡Verdugo!) Tadeo. Vuelvo. Adiós. (V áse foro izquierda.) — 12 ESCENA VIH. I * « / Bruno, solo. Bruno , ¿en dónde te has metido? ¿Qué va á ser de tí, . , si se comete el asesinato y los de la curia te encausan? Afortunadamente no saben dónde le tengo escondido; es preciso sacarle de esta casa y yo tras de él , porque aqui corre peligro de ser víctima de los arranques de ese beduino. (Se acerca á la puerta por donde salió don Tadeo.) ¡No oigo nada! (Ya á la puerta donde está An- Pst! pst! ' ■ , '* .■ '■ • ESCENA IX. '! . . ' ■ Bruno, Angel. > - . ; . I ' I ■ Angel. ¿Me llama usted? ’ - ' Bruno. (Mirándole con ojos espantados y cogiéndole por un bra¬ zo.) Si usted aprecia la vida, es preciso salir de dsta casa. ' ' . . Angel. (Retrocediendo.) ¡Ave María Purísima! - v > Bruno. (Mirando en derredor suyo.) Su suegro de usted quiere degollarle. .n ■ Ua-"' ■ . i,- : Ángel. (Dando un salto.) ¿Por qué? Si yo soy un joven inofen¬ sivo... . ' Bruno. • Estos ojos han visto el cuchillo: quiere cortarle la ca- ^ beza.' . ’ ; . Angel. ¡Ay! ¡Ay! Yo estoy malo. Bruno.' Va buscándole á usted por toda la casa. Angel. Pero esto es un atropello... un asesinato á sangre fría. ¡Me va á dar algo! * ' Bruno, ¡Valor, pobre mozo! > Angel. Buen consuelo. . ' , Bruno.- ¡Ah! es preciso que se esconda usted en otra parte : en mi cuarto no está' usted seguros u Angel. ..¿Pero no podría salir de esta casa? ^ Bruno. Tiene él la llave de la puerta. / . « Angel. Es que yo no me puedo conformar á morir tan jóveñ... Bruno. ¡Chist! (Quedándose como quien escucha.) -i' } Angel.’ ¡Ay! (Agarrándose á Bruno.) — 13 ~ Bruno. Silencio, oigo pasos. {Se acerca á la puerta déla iz- . quierda.) Angel. Caballero, no me deje usted solo. Bruno. Se acercan. Angel. ¿Quién? Bruno. La novia de usted, i Angel. ¡Hosanna! Creí que era el verdugo de su padre. . ESCENA X. I » í í li':- Dichos, Serafina. Angel. {Abrazándola.) ¡Ay Serafina de mí alma! Encomiénda¬ me á Dios. ; i Seraf. Venp á salvarte. Bruno.' ¿Qué? v Angel. A ver , habla. Seraf. El papá está furioso... ha descubierto nuestro amor. Angel, t. Yo fenezco. Bruno. ¡Ánimo! usted ha dicho que venia á salvarle. Seraf. Si, he pensado un medio. Angel. ¿Será cierto? Seraf. Son las diez de la noche: la calle está desierta, y con una sábana de la cama de usted, puede descolgarse por el balcón. . j Bruno. Bien pensado. ' Angel. Pero, y si ustedes sueltan, y yo .. {Hace un movimiento con las manos como si cayera.) ¡Pataplum! Bruno. Tengo buenos ^ puños; pero si usted prefiere morir de¬ gollado, á romperse una pierna... Angel. Si pudiera evitárselo uno y lo otro... me agradarla mas. Bruno. No estamos para elecciones, Resignése usted á saltar por el balcón. (Y yo detras de él... no quiero permane¬ cer en esta casa.) Angel. Pero... Bruno. No hay pero, ni pera. Voy por la sábana. Nos hemos salvado. {Entra en su habitación.) V ESCENA XI. Serafina, Angel. Angel. Hé aquí donde nos conduce tu tirano papá. Seraf. Ya lo veo. Angel. ¡Ya ves que la aventura es espuesta! Confiarse á los caprichos de una sábana, que puede romperse, y des¬ pués, aunque esto no suceda, puede muy bien un se¬ reno clavarme el chuzo por semejante sitio.. {Señala el trasero.) j entonces... \\y\ Serafina, cuándo recom¬ pensarás tú estos sacrificios. Tadeo. {Dentro.) ¡Seraíina! Seraf. ¡Mi padre! Angel. Llegó mi hora. {Serafina se acerca á la puerta de la iz¬ quierda, y vuelve donde está Angel.) Seraf. Tiene un cuchillo en la mano. Angel. Es el cuchillo homicida... vov á echarme en brazos del •I forastero. Seraf. No, es mejor que te escondas en la chimenea. Puede entrar á ver á su amigo, y encontrarte. Angel. Aqui también. {Señalando la chimenea.) Seraf. No lo creas: el brasero está encendido en el comedor, y alli pasaremos la noche... Tadeo. {Dentro.) ¡Serafina! Seraf. Pronto. {Angel entra el chimenea.) Angel. No te olvides de mí. S^RAF. Pierde cuidado. (Ahora veamos si puedo coger la llave.) ESCENA XII. Serafina, Tadeo , que sale por la izquierda, Angel en la chi¬ menea. Tadeo. Sin duda estás sorda. Te he llamado cuatro veces... y nada. Seraf. Pues no... Tadeo. Vete á la cocina; tu madre te espera. Seraf. ¡Pobre Angelito! {Yáse foro izquierda.) ESCENA XIII. Angel, en la chimenea^ TAbEO. Angel. Hé aqui mi dignidad confundida con el hollin de la chimenea. Tadeo. Esta chica está en babia. Guando digo que el pollito me la ha mareado. Angel. (¡Qué ojos tan traidores pone!) r Tadeo. {Abriendo el armario.) Es preciso ir disponiendo la cena. Angel. (Me está buscando...) Tadeo. {Buscando ‘por la escena.) ¿Dónde habrá dejado Angus- ^ tias la caja del mazapan? Angel. (Registra, registra, antropófago. Tenia razón don Bruno.) ESCENA XIV. Dichos, Bruno con una sábana bajo el brazo. Bruno. {Saliendo.) Aqui está la..; {Repara á don Tadeo, y vién- dele el cuchillo se queda inmóvil, m irándole con ojos asombrados.) Tadeo. ¡Hola! parece que sales al olorcillo... ¡eh! Angel. (Le pilló infraganti.) Bruno. (¡El asesino!) Tadeo. ¿Qué diablos te pasa? ¿Por qué me miras de ese modo? Bruno. Nada... no es nada... está armado del cuchillo mata¬ dor. {Retrocede un poco.) Tadeo. {Acercándose.) Bruno, á tí te pasa algo. Bruno. No, si es que... (¿Adonde estará el cuerpo de la víc¬ tima?) Tadeo. No me convences. Tú no estás en tu estado normal. Si tiemblas como un epiléptico. {Le coge la mano. Bru¬ no retrocede, y maquinalmente levanta el cuchillo sobre la cabeza de Bruno, queéando un salto se desase de éntre sus manos.) Bruno. ¡Cuidado! cuidado con esa arma. Angel, (üy... cerremos los ojos. ¡No quiero presenciar un ase^ sinato!) Tadeo. Es particular el miedo que te causa este cuchillo. Bruno. Si, mucho miedo. (Me parece que la hoja está ensan¬ grentada.) Tadeo. Si es por eso... recobra tu serenidad, ya no le necesito. {Tira el cuchillo sobre la mesa.) Bruno, ¡\fa.uo le necesitas!.. Tadeo. ¡Está claro! Como ya he degollado al pollo... Bruno. {Retrocediendo.) ¡Jesús! Tadeo. ¡Já, já. Y el maldito tenia mas vida que un gato. Bruno. (No me atrevo á mirarle.) Tadeo. í Se me escapó de las manos cuando estábamos á la mis tad de la operación, y empezó á correr por la cocina... ¡já, já! ha sido lo mas chistoso... Bruno. (¡Y se rie!).^ Tadeo. Pero no hay miedo que ahora se escape... se ha que¬ dado sin cabeza y sin patas. Bruno. (¡Horror! Esta es la casa de los crímenes.) {Levanta las manos para cubrirse la cara, y se le cae la sábana.) Tadeo. Pero á qué vienen esos visajes. {Se acerca mas.) Bruno. {Retrocediendo bruscamente hácia su cuarto.) ¡Aparta! ¡Aparta! Tadeo. (Es extraño.) Bruno. Tus manos están manchadas con la sangre de un ino¬ cente. Tadeo. Es claro: con la del pollo. Bruno. Huyamos. ¡Uf! {Entra precipitadamente en su cuarto, y cierra la puerta.) ESCENA XV. Tadeo, Angel, en la chimenea. ■■ ' V Tadeo. {Llamando á la puerta.) ¡Bruno, Bruno! Bruno. {Desde dentro.) ¡Asesino! Deja en paz á ios seres ino¬ fensivos, Tadeo. ¿Qué dice? ¡Asesino! Esto es particular! {Repara en la sábana y la recoge.) Angel. (¡Pobre de mí! ¡Me ha dejado solo!) Tadeo. ¿Qué es esto? ¡Una sábana! Angel. Ha encontrado el cuerpo del delito. Tadeo, Yo me confundo... sus miradas... su brusca retirada... esta sábana... ¿se habrá lanzado al crimen? ¿Será esto Angel. Tadeo. Angel. Tadeo. Angel. Tadeo. Angel. • alguna combinación para saqueármela casa?.. No puede ser... ¿Quién sabe? Tal vez le han seducido. Oe todos modos es preciso estar alerta... Dios quiera que me en¬ gañe. {Coge la luz : desaparece por la puerta izquierdo del foro. Momento de pausa.) ESCENA XVi. Angel, solo. \ ¡Me han dejado solo y sin luz! {Sale a gatas deU chime^ nea.) ¿Quién había de decir que don Tadeo, bajo ese aspecto de candor, abrigaba unos instintos tan sangui¬ narios? Si yo pudiera descerrajar la puerta... {Tropieza en una silla.) Estoy desorientado... liácia alli debe es¬ tar. {Se dirige á la puerta por donde salió D. Tadeo.) ¡Ay amor! Por tí me veo expuesto á que este suegro tirano me decapite. {Llega á la puerta.) ¡Ab , la be bailado! {En este momento se abre la puerta y sule D. Tadeo con una luz en la mano. Angel se queda pegado á la pared de^ irás de ¡a puerta.) ESCENA XVI!. t Angel, D. Tadeo. ¡un {Se oculta.) {Mirando con cierta prevención todo el teatro.) ¡Nadie!... Pues creí haber oido... (Aqui no estoy seguro. Si pudiera esconderme en aque¬ lla alcoba . {Se dirige á la puerta lateral de la iz¬ quierda.) Los cómplices deben estar en la calle. Veamos. {Dejala luz en la mesa , pero al volverse Angel se esconde tras de una butaca. D. Tadeo se dirige al balcón.) (¡Uf! Bien hitHatd7r''Sija3,--fatrlar^ Se asoma al balcón.... esta es la mia. {Entra á gatas en la alcoba.) Distingo dos bultos en el portal de enfrente... Esto se formaliza. Por si acaso cogeré la pistola. {Coge la luz y se dirige á la alcoba , y mientras él entra por un lado de la cortina .Angel sale por el otro.) {Dirigiéndose al balcón.) \\yLO% mió! Este hombro seem- 2 Tadeo. Dichos : Angel. Bruno. T ADEO. Seraf . Bruno. Tadeo. Seraf. Tadeo. Seraf. Tadeo. Bruno. Seraf. Tadeo. Bruno. Angel. Seraf. Bruno. Seraf. Bruno. Tadeo. Angel. Bruno. Tadeo. * peua en desalojarme de todas partes... ¿En dónde me escondo? {Llega al halcón,) Aquí hay una puerta . es el balcón... en el último caso me arrojo á la calle ó lla¬ mo al sereno. {Sale de la alcoba: en una mano lleva la vela apagada; en, la otra una pistola.) ¡Maldita casualidad! Se me apagó la luz. ESCENA XVnS. Bruno, con un lio bajo el brazo , Serafina , por el foro izquierda. {Entrando en el balcón.) ¿Si estaré aquí seguro? Todo está callado. Me descuelgo y me voy á una posa¬ da. {Se dirige al halcón .) Si no me engaño , encim a de la chimenea deben estar los fósforos. {Se dirige hacia ella.) Por fin he cogido la llave. {Se dirige hacia la Chimenea.) [Deteniéndose y escuchando.) Oigo pasos... {Palpando en la chimenea.) Nada: no los encuentro. [Muy cerca de la chimenea.) Ya puedes salir. ¿Qué? No tengas miedo. Sígueme. (¡Es mi hija! ¿Qué enredo es este? Esa voz es la de la chica. {Coge la mano de su padre , el cual se deja conducir por ella.) Don Bruno ya nos estará esperando. (¿Qué de monio es esto?) Se acercan. Parece que alguien va por la sala. {Dirigiéndose hacia la puerta de D. Bruno.) Salga usted, don Bruno. Aqui estoy. Derae usted la mano. {La coge y los tres agarrados cru- zan la escena hasta llegar al balcón.) Ya tengo la sábana. (No comprendo una palabra, pero sigámosles.) (Se aproximan las pisadas. (¡Pobre niña!... No la digamos nada del asesinato.) (Yo no sé lo que me pasa . ¡Mi hija cómplice de Bruno!) Bruno. — 19 — {Toca los cristales del halcón.) Ya liemos llegado. {Abre el balcón, alarga el brazo y coge á Angel por el cuello.) Angel. {Entrando en la escena y dando un grito.) ¡Socorro! ¡Fu-r vori {Tropieza con los tres y va á caer en el sofá.) Seraf. {Cayendo en uua silla.) ¡Ladrones? {Tadeo tropieza conl Bruno: de alli va á caer en una butaca que habrá junto a- armario. ) Tadeo. ¡Ladrones! {Dispara el tiro al aire, y Bruno cae junto a proscenio.) Todos. ¡Ay! Bruno. {Sin moverse del suelo.) ¡Otro asesinato! ¡A la guardia! Tadeo. ¡Pedro , Pascual , Antonio, Roque... favor, luces! Bruno. (Esta casa es la Sierra Morena.) ESCENA ULTIMA. Dichos , "Doña Angustias con una luz. Angust. ¡Serafina! ¡Tadeo! {Tropieza con Bruno.) ¡Ay, un muer- . to! (Retrocede , y al volver la cabeza repara en Angel que está tendido en el sofá.) ¡Dos muertos! {Deja caer la luz y vuelven á quedar á oscuras. Todos los actores permane¬ cen en la misma posición.) Bruno. ¡Al asesino! Tadeo. {Sin moverse.) ¡Luces! Seraf. {Idem.) ¡Luces! Angust. {Idem.) ¡Luces! {Pausa general.) Tadeo. Parece que se han marchado. {Se levanta y se dirige á la puerta de la izquierda.) Bruno. * ¿Habremos nruerto todos? {Tadeo tropieza en una silla y la tira.') Todos. ¡Ay! Tadeo. Ya están ahí. {Desaparece por la izquierda.) Bruno. San Bruno rne proteja. Angust. No me atrevo á moverme. Tadeo. {Desde dentro.) ¡Alto, infames! {Sale con una luz y una espada.) Bruno. Ese es el asesino. Tadeo. ¿En dónde está? {Alzando la espada y dando vueltas en torno suyo.) Bruno. ^'Alumbra á tu víctima! {Señala á Angel.) Seraf. ' ¡Angelito! Angüst. ]Tu novio! Tadeo. jCómo, él aquí! Angel. ¡Ay, ay mis nervios!.. {Levantándose.) Bruno. No está usted degollado. Tadeo. ) Angel. >¿Qué? Seraf. ) Angel. Degollado... no; pero difunto creo que si. Bruno. {Cogiendo á Tadeo.) ¿Tú no has muerto á un pollo? Tadeo. Si. Bruno. ¿Y no era este? Tadeo. ¡Qué, hombre , si era de gallina! Bruno. ¡De gallina! Hé aqui el error. Yo me creí que este era al que habias degollado , y quise huir de una casa en donde tan injustamente se habia asesinado á un hom¬ bre. Tadeo. ¡Ah! ¿Con que tus gestos, la sábana, todo era por esto? Bruno. Si , por eso. Tadeo. Entonces toda la culpa la tiene este bergante por ha¬ berse, introducido en mi casa. {Se abalanza á él. Todos le detienen.) Seraf. Papá... Angel. Señor don Tadeo... Angust. Cálmate. Bruno. Yo le apadrino. Qué diablos, ellos se quieren, y mas vale que se vean en presencia tuya , que no como lo han hecho hasta ahora. Tadeo. (No le falta razón: si yo no la hubiera encerrado...) Angel. ¿Qué hacemos? Bruno. Nada, nada: toda la cúlpala tengo yo, ó por mejor decir el cambio de nombres. Con que asi, ó le convi¬ das á cenar ó nos vamos los dos. Tadeo. Eso es ponerme entre la espada y la pared. Bruno. Lo dicho , dicho. Angel. Señor don Tadeo, ¿será usted tan cruel?... Seraf. Papá... ' Tadeo. Bruno, no quiero que te vayas: estáis perdonados; pe¬ ro ha sido una imprudencia... Bruno. No, no lo creas: yo te probaré, aunque rústico luga¬ reño, que á los jóvenes no se les guarda con cerrojos, porque la privación... Con que asi no les echeis la cul¬ pa á estos pollos, como aqui les llamáis, sino á tí y á tu — 21 — mujer, que habéis obrado con poca cordura á pesar da ' vuestros años. En pocas horas su autor escribió este fin de fiesta: público amigo y señor, apláudele, qué te cuesta. Pero si no te agradó y lo silbas, bien, no insisto, cómo ha de ser, mas pasó por nosotros Jesucristo. FIN DE LA PIEZA. . / CATALOGO de las obras Dramáticas y Líricas de la Galería Achaques de la vejez. Angela. Afectos de odio y amor. Arcanos del alma. Amar después^ de la muerte. Al mejor cazador... Acaque quieren las cosas. Amor es sueño . Al cabo de los años mil... Alar con. A caza de herencias. A caza de cucn'os. Amante, rival y paje. Amor, poder y pelucas. Al llegar á Madrid. Amar por señas. Alumbra á tu victima. Amor de antesala. Bonito viaje. Jioidicoai , drama herólco. Con razón y sin razón. Cañizares y Guevara. Cómo se rompen palabras. Cosas suyas. Conspirar con buena suerte. Chismes, parientes y amigos. Cada cual ama á su modo. Cocinero y Capitán. Con el diablo á cuchilladas. Costumbres políticas. Calamidades . Contrastes. Don Sancho el Bravo. Don Bernardo de Cabrera: De audaces es la fortuna. Dos sobrinos contra un tio. D. Primo Segundo y Quinto. El anillo del Rey. Eí amor y la moda. El chal de cachemira. El caballero Feudal. El cadete. Espinas de una flor. lEs un angelí El 5 de agosto. Entre bobos anda el juego. El escondido y la tapada. / En mangas de camisa. El rigor de las desdichas, ó Don Hermógenes. EL TEATRO, jEstá local Esperanza. El Gran Duque. El afan de tener novio. El Héroe de Bailen , Loa y Coro¬ na Poética. ¡En crisis!!! El í.icenciado Vidriera, El Suplicio de Tántalo. Echarse en brazos de Dios. £1 rioo y el nobre. El Justicia de Aragón. El Veinticuatro de Febrero. El Caballero del milagro El que no cae... resbala. El ¡Monarca y el Judio. El pollo y la viuda. El beso de Jiidas. El Niño perdido. El pacto de sangre. El alma del. Rey García. El amor por la ventana. El juicio público. El todo por el todo. El sitio de Sebastopol. Faltas juveniles. Flor de un dia. Furor parlamentario. Hacer cuenta sin la huéspeda Historia china. Hija y madre. Instintos de Alarcon. Indicios vehementes. Isabel de Médicis. Juan sin Tierra. Juan sin Pena. Juana de Arco. Judit. Jaime el Barbudo. Jorge el artesano. Juana de Nápoles. La escuela de los amigos. Los Amantes de Teruel. Los Amantes de Chinchón. Los Amores de la nina. Las Apariencias. La Banda de la Condesa, La Baltasara. I.a Creación y el Diluvio. La Esposa de Sancho el Bravo. Las Flores de don Juan, La Gloria del arte. Las Guerras civiles. La Gitanilla de Madrid. La córte del Rey poeta. Los empeños de un acaso. Las tres manias, ó cada loco con su tema. La escala del poder. La Hiel en copa de oro. La Herencia de un poeta. Lecciones de Amor. Lorenzo me llamo y Carbonero de Toledo. Llueven hijos. Lo mejor de los dados... Los dos sargentos españoles la linda vivandera. La Madre de san Fernando, La Verdad en el Espejo. La Boda de Quevedo. La Rica-hembra. las dos Reinas. La Providencia. Los dos inseparables. La pesadilla de un casero. fl Las Prohibiciones. ■ La Campana vengadora. i La Archiduquesita. I.a voz de las Provincias, La libertad de Florencia. La Crisis. Los estremos. La hija del rey René. La bondad sin la experiencia. Locura de amor. La escuela de los perdidosr La resurrección de un hombre. Las “Barricadas de Madrid. La Pasión de Jesús. Mal de ojo. Mi mamá Misterios de Palacio. Martin Zurbano. Mariana Labarlu. Mi suegro y mi mujer. Nobleza contra Nobleza. Ñegro y Blanco. i $ 301121 17461449 Ninguno se entiende. No hay amigo para amigo. No es la Reinaül Orácnlos de Talla. Tara heridas las de honor, ó el desagravio del Cid. Pescar á rio revuelto. Por la puerta del jardin. Rival y amigo. San Isidro (Patrón de Madrid) ^u Imagen. Simpatía y antipatía; Sueños de amor y ambición. c í; Tales padres, tales hijos. Trabajar por cuenta ajena. Traidor, inconfeso y mártir. Un Amor á la moda. Una conjuración femenina. Una convergipn en diez minutó Un-dómine como hay pocos. Una llave y un sombrero. Una lección de córte. Una mujer misteriosa. Una mentira inocente. Una noche en*blanco. Un r aje y, ua caballero. Una i^lta. Ultima noche de Caraoens. Una historia dei'dia. Úñ pollito en calzas prietas Un si y un no. Un Huésped del otro mundo. Una broma de Quevedo. .. \ Una vepgañza leal. Una coincidencia alfabética. Una lágrima y un beso. Una Virgen de Rlurillo. Una aventura de Tirso. - :í ■ - \-i. Verdades amargas. Vivir y morir amando. v Virginia. Ver y no ver. ^ Zamarrilla, ó los bandidos de la Serranía de Ronda. El ensayo de una ópera. Hateo y ¡iíatea. El sueño de una noche de verano. El Secreto de una Reina. Escenas de Chamberí. A última hora. Al amanecer. Un sombrero de paja. La Espada de Bernardo. El Valle de Andorra. El Dominó Azul. La Cotorra. " Jugar con fuego. La cola del diablo. ' •Amor y misterio. El calesero y la maja. El delirio. Guerra á muerte. Marina. ' Los Comuneros. '■ ‘ ZARZUELAS r-, . El estreno de un artista. El marqués de Carayaca. El Grumete. La litera del Oidor. Gracias á Dios que está puesta la mesa. La Estrella de Madrid (sm ( Tres para una. La Cisterna encantada Carlos Broschi. '' .V Galanteos en Venecia. Un dia de reinado. ‘ * Pablito. (Segunda parte Ddn Si- raon.l , . Cuarzo, pirita y alcohol.,^,. I.a vergonzosa en palacio, La Dama del Rey. Estebaniilo. t. .10 - • La Cazeria Real. ‘ El Hijo de familia 6wl Lancejoi voluntario. - ’ • Los Jardines del Buen Retiro. El trompeta del Archicbquc. Moreto. Loco de amor y en la corte. Los diamantes de la Coronat Catalina. La noche de ánimas Claveyina la Gitana. La familia nerviosa, 6 el spegro* ómnibus. Las bodas de Juanita. Mis dos mpjeres, ‘ ■ Los ^os Flamantes. * , j, Pedro y Catalina,^ ó el Gran Meestrp. • -.r. . , Los dos ciegos. , El Vizconde. •>. f - ’ * • 'l .. - .1 ■* i a; ■ - ! :■ ir- r .f. ; - : ' - -tr-n. < >l' '■ Il'Lv." í /!f;' ■ . -I' .í (íM'I. • = r: ^ . j i ' I > ! -'id' ■ ' • i-, -i ' ' ■ -iiifD i I) í.'i I'-' ’ , :: - 'I i ■ f i t •w.i.-: ; I ’ ''ilIO') - 1. > Y O. ' ir o ’ . íe: r .1. ■ : 1- i , ' ,r*l ni-x; r i ' ■: f I / ,0- . :■ ;;í. •; vt; 3n' : j 1 n-.- ^ ■OU; . ■ '.II e<- La Dirección de El Teatro se halla establecida én Madrid, calle del Pez, ntítn. 40, .1^ t «! _ J O' - " ^ :r.s cuarto seg^undo de la izquierda. i r ,2; i, o